Los grandes simuladores.

De ilusión también se vive. Título de una vieja película, que se trasladó en lo real al país. Mentirse a sí mismos. El archivo del presidente hace 10 años. Hubo al principio un pacto de silencio. Se hizo la coalición y ganó. Ahora si se pierde no tiene sentido. Se rompió el espejismo. A los grandes simuladores se les cayó la careta. Massa se prepara para bajarse del barco. Mientras la verdad se oculta para ganar se aplaude. En la derrota afloran las viejas disidencias. La intervención del Indec con Guillermo Moreno fue un claro ejemplo. Alberto en su momento, hace 2 años, señaló ‘’que haber intervenido y distorsionado el Indec fue gravísimo y excepcional en el mundo ‘’. Pero, para los kirchneristas intervenir en la verdad y modificarla es una política de Estado. El relato supera siempre la realidad. Máximo, lejos del peronismo y hablando con los militantes es una forma de no enfrentar la realidad. No quieren otras voces de la sociedad. La grieta le sirve al kirchnerismo para prevalecer en la interna con el peronismo. Ahora hacen guiños a la izquierda. Es difícil decir la verdad, dentro de un sistema infiltrado por la corrupción, el abuso de poder, el corporativismo, el dinero y el poder. La Cámpora se describe a sí misma, como una militancia. El objetivo no es el crecimiento, las inversiones, sino la toma del poder. ¿Para qué? Ubican a su gente todos los días en el Estado, disponen de cargos, contratan servicios, firman órdenes de pago. En el Instituto Patria ante la pobreza y la inflación se repiten consignas setentistas. Manejan cajas, pero el problema mayor es el desprecio por la actividad privada. Mientras tanto presionan al presidente, que no se siente apto para tomar decisiones de fondo. Está surfeando la tormenta. Pero cada vez, con frases más desafortunadas. Los diablos, el maleficio y la terapia de grupo. Alguna vez me dijeron : ‘’ Si no tenes nada importante que decir, es mejor quedarse callado’’. ¿Qué pasa con la gente? Hoy, por cada 100 pesos que la gente depósito, los bancos prestan 20 pesos. El resto se los lleva el Estado que coloca bonos indexados por inflación. Por desconfianza la gente no pide préstamos. Los bancos ni siquiera promocionan créditos. En Argentina la mayoría de los ahorros está en dólares y en el exterior. No confiamos ni en el peso ni en las leyes. Tenemos casi un PBI fuera del país. La gente no les cree. Para que vuelva pasará mucho tiempo. Los cepos, el control de cambios es signo o amenaza de una nueva y posible estafa. La gente se protege y esconde sus ahorros. Es tan difícil de entender? Un problema que crece es la deuda en pesos. Hoy, hay 4,2 billones de pesos colocados en Letras de Liquidez del Banco Central mostrando un aumento de 445 % con relación a fines del 2019. El Tesoro tiene colocada deuda en CER (por inflación) por 2,1 billones de pesos. ¿Cómo se soluciona este tsunami de deuda en el futuro? El otro problema es la importación de combustibles. En el primer bimestre se fueron a 1.264.- millones de dólares contra 440.- millones el año pasado. Se necesitan dólares para pagar los barcos gasificados. Mientras tanto en el poder discuten nuevos impuestos o blanqueos encubiertos. La esencia del populismo es institucional, no económica. Construye poder, polarizando a la sociedad. Divide entre buenos y malos y trata de legitimar quedarse para siempre, con una democracia plebiscitaria, mientras los voten, o una autocracia con apoyo militar cuando falten los votos. Habrá que enfrentar no solo ideas económicas, sino también la cultura de la degradación del mérito y el talento. Hasta ahora ganan el clientelismo y el parentesco. Así se frenó el ascenso social. Por eso la decadencia.