En estas horas, lo que más aturde es el silencio de la oposición frente a las medidas. Cristina, que suele reaccionar con un mensaje en X, esta vez no opinó. Ese silencio es, quizás, la mejor definición de las medidas.

La realidad es que, en los últimos 30 años, hubo un blanqueo cada dos años y ocho meses. Durante ese tiempo se acumularon miles de regulaciones, permisos, prohibiciones y un régimen burocrático digno de Kafka. Cada regulación era un kiosco, cada prohibición una coima, y para cada paso se necesitaba un lobbista.

En los años 90, el gasto público representaba el 24% del PBI. Para 2020, llegó al 47%. Aumentaron los impuestos, pero el país no creció. Más pobreza, más economía en negro. Se imprimieron billones de pesos porque nadie prestaba. Y con esos pesos, la inflación llegó al 200%.

Así no se podía seguir. Por eso, el silencio.