¿Cuándo empezó la decadencia?
¿En qué momento Argentina entró barranca abajo?
Según el Papa Francisco, fue en 1955, porque recordaba que había 5 % de pobres y ahora 52 %.
Para Alberto y su vocera recién en los cuatro años de Macri que dejo 45 % de pobreza y 56 % de inflación.
Pero, dejemos los números de lado, vayamos a una certeza ¿en qué instante dejamos de creer en el peso? Existe una fecha clave: el Rodrigazo en 1976.
En 24 horas, los que tenían ahorros en el banco, equivalente a un departamento de tres ambientes, cuando se despertaron al día siguiente podían adquirir, un solo ambiente.
Fue clave. Desde ese momento, para ahorrar a largo plazo, solo se pensó en dólares.
¿Qué pasó ?
En 1973, las políticas aplicadas por Gelbard eran la copia exacta de las que Miguel Miranda, economista del primer gobierno de Perón aplicó entre 1946 y 1948.
Igual que en 1946, en 1973, tuvimos mejores exportaciones.
En el primer caso, productos agrícolas después de la guerra, el segundo, boom de los commodities por el primer shock petrolero.
Sin embargo, los altos precios en 1973 de las exportaciones agrícolas continuaron sólo hasta 1974.
La diferencia entre las dos fue el tiempo. Miranda duró tres años, Gelbard uno y medio.
La inflación que en el primer período peronista tardó tres años en explotar, apareció con violencia en 1975.
La esencia del plan Miranda y Gelbard, era un pacto social que aumentaba inicialmente los salarios, fijaba el tipo de cambio, congelaba tarifas, aumentaba el gasto público y el déficit fiscal.
Gasto público: 22 % del PBI en 1972; 25 % en 1973; 28 % en 1974 y 30 % en 1975.
Cristina Kichner llevó el gasto público, del 24 % que dejó Néstor al 42 % del PBI. ¿Qué puede salir mal?
La inflación bajó del 124 % al principio de 1973 al 5,4 % en el tercer trimestre. Siguió bajando al 3 % anual hasta el tercer trimestre de 1974. Comenzó a subir en 1975, con desabastecimiento incluido. Con el Rodrigazo que sincero todas las variables congeladas, la inflación llegó de 263 % anual, para llegar al 1.017 % en el último trimestre de 1975.
Así terminó el experimento que incluyó fuertes retenciones a las exportaciones, nacionalizó y estatizó varias compañías, y control policial de precios durante un año y medio.
Recordemos la brecha cambiaria. En 1973, la brecha fue de 126 % y 225 % en 1974. Al año siguiente, a pesar de la devaluación del 180 %, la brecha seguía en 174 %.
Ahora estamos en un año electoral.
El dólar oficial tiene un atraso del 40 %. En el Mercado se percibe un perfume a devaluación inevitable en el nuevo gobierno. Además, seguramente van a preferir un dólar alto y con un “colchón”, para mejorar y potenciar las exportaciones.
La vieja pelea entre tasas y dólar, tiene un matiz diferente en un año electoral.
Uno: Hay pocas reservas.
Dos: ¿Qué harán los exportadores desde el mes de octubre?
¿Esperaran una devaluación del próximo gobierno?
Con este esquema no pueden bajar la tasa de interés.
Sin contar el desorden interno dentro del propio gobierno y una inflación que se resiste a bajar.