Lo peor está en la calle.

¿Por qué están llegando listas de precios a los supermercados con aumentos del 20 %?

¿Qué está pasando que no lo sabemos?

¿Salto devaluatorio?

No, esto es imposible. Sergio Massa lo consultó dos veces a Domingo Cavallo. De allí surgió que todo será peor.

Especialmente, cuando se hizo una encuesta entre 150 empresas importantes, y los salarios en blanco están perdiendo el 20 % con respecto a la inflación.

Pero en el mercado, todos muy desconfiados, predomina la sospecha de que se está preparando algo. Demasiado silencio en los últimos días.

Una versión muy extendida era que se estudiaban medidas de shock.

¿Congelamiento total de precios hasta abril del 2023?

¿Por eso el aumento preventivo actual?

Los analistas consultados dicen que antes del congelamiento, hay que recompensar otros precios.

Por ejemplo: uno, subir 30 % el tipo de cambio oficial; dos, subir más las tarifas y el transporte; tres, dar un aumento de emergencia a los salarios del 50 %, para mantenerlos fijos  6 meses.

Miran la reforma israelí. Pero había un consenso total entre oficialistas y opositores, para las reformas. Incluso, se aprobó una alternancia en el cargo de primer ministro. Eso se respetó durante años.

En Argentina, no se definió el rumbo ni siquiera en el gobierno. A Massa, por ahora le dejan hacer porque había que evitar el precipicio.

Recuerden que Maximo y La Cámpora rechazaron el acuerdo con el FMI.

Aca, discuten la cantidad de miembros de La Corte Suprema, cuando hay asesinatos en Rosario, todas las semanas, la inflación vuela, aumenta el precio de todos los productos de primera necesidad y avanza el robo de neumáticos.

Los gobernadores peronistas, que podrían ser el embrión de una renovación, se escaparon por la tangente. Lo único que les interesa es la reelección. Por eso, están dispuestos a hacer cualquier cosa. Incluso reflotar la ley de lemas.

En una reunión Wado de Pedro, blanqueo un proyecto. Acordar con un sector del radicalismo: Lousteau, Manes y compartir un gobierno de transición.

Algún ministro confesó que no quiere ir más a reuniones en gobierno porque se pierde el tiempo. Señaló que Alberto se la va a pasar viajando para ganar algún protagonismo.

El refrán aclara: “Cuando no podes resolver ningún problema en el país, viaja”.

Frente a la posibilidad de un plan antiinflacionario de shock, la pregunta clave es la siguiente: ¿es el momento?

¿Cuánto tiempo antes de las elecciones lo tenes que hacer?

Clave, pensando en convencer a los votantes.

El Plan Austral, salió 5 meses antes, el 14 de junio de 1985 y logra que en 153 días cambiará el rumbo y Alfonsin ganó.

El plan de convertibilidad se conoció seis meses antes, el 26 de marzo de 1991, y en 180 días, le permitió a Menem modificar el rumbo y ganar tres elecciones: 91, 93 y 95.

Ahora, la clave no es la técnica, es si te creen o no.

El desgaste de este gobierno, le permite dar vuelta un resultado.

El problema es político, y la grieta lo hace imposible.

Nadie tiene todo el apoyo de los propios.

Alvarez Agis lo definió así: “Primero tiene que aplicar recetas recesivas y necesita varios meses para bajar la inflación”.

En los últimos días, lo peor no fueron los números. Es la calle. Más conflictos, especialmente un caso testigo, como los neumáticos. No es solo una paritaria, sino la violencia. Un funcionario me decía: “Está todo muy explotado”. Si este tipo de gimnasia gremial crece, se termina todo”.

El dólar soja fue un incentivo a corto plazo. Fue un parche.

Tener distintos tipos de cambio en el fondo es un arma de doble filo. Es una suerte de devaluación implícita.

¿Con qué pesos se va a pagar este nuevo esquema cambiario?

Pero, para el final, la explicación en números de lo que pasa.

Cuando asumió Alberto, circulaban 372.945.951 billetes de 1.000.- pesos. Hoy son 2.251.991.504.-

Hay 1.843.- millones más de 1.000.- pesos.