La destrucción de los cazadores.

Vamos a diferenciar los agricultores y los cazadores.

Los primeros piensan y viven del mediano y largo plazo. Tienen que planificar la siembra, cuidar los cultivos, dependen del clima. Ponen semillas, aran la tierra, cosechan. Argentina vivió del campo.

Los cazadores viven el día a día. Estrategias para la caza.

Van a buscar el animal, incluso se agrupan para atraparlo, con tácticas diferentes.

Con los miles de planes que otorga el gobierno, a lo largo de los años, arruinaron a los cazadores. No caminan más, ya no saben como atrapar un conejo.

Generaciones que ya no salen a cazar.

Viven del Estado.

¿De dónde sale el dinero para mantener encerrados a los cazadores?

De lo que le sacan a los agricultores.

Cada tres barcos que parten como exportadores, uno es del Estado por los impuestos.

El titular de la Cámara de la Construcción lo hizo con un ejemplo : “Llamamos a 20 personas que tienen planes, para entrenarlos, vino uno solo”.

No querían perder los planes.

El gobierno sale a buscar las “grandes fortunas” para sostener el edificio de gastos que ellos mismos construyen.

El kirchnerismo rechaza las instituciones capitalistas. Estas exigen reconocimiento de los derechos de propiedad y respeto a los contratos en un marco de seguridad jurídica garantizado por una justicia independiente.

¿Es tan complicado entender esto?

Hoy es muy difícil hacer política  económica cuando la conducción está dividida.

Grabois dice abrazar la ideología de los jesuitas. Por eso su buena relación con el Papa Francisco.

¿En qué consiste?

En las antiguas misiones, se ve el reflejo del “populismo jesuita”.

¿Quién era el enemigo? ¿El demonio tentador?

¿El dinero o el vicio?

Para salvar almas y cuerpos, para extirpar la hierba mala del egoísmo y nivelar las condiciones de cada uno, los misioneros prohibieron la propiedad privada, madre de todos los pecados. Abolida la concupiscencia, borrada la competencia y enterrado el mérito para destacarse. Entonces, las almas puras podrán volar al Reino de los Cielos.

Moneda y comercio privado fueron limitados y trabajo y vivienda comunitarios, incentivados.

Disciplina y obediencia eran las virtudes más cultivadas.

Se despreciaba la independencia y la innovación.

No había estímulo para producir, crear, mejorar. Eso era egoísmo que ensuciaban las almas.

Los españoles se dieron cuenta que los guaraníes eran muy serenos frente a la muerte porque la vida no tenía ningún cambio.

La pobreza era la virtud. Los jesuitas señalaban, viva la santa pobreza.

Ellos siempre despreciaban las teorías  de Adam Smith sobre la economía y de John Locke del liberalismo político. Son considerados heréticos y malintencionados.

Quedaban afuera, la libertad de pensamiento, menos tecnología, prosperidad económica y la experimentación científica.

¿Dónde estamos?

Según datos del Ministerio de Trabajo entre enero de 2012 y enero de 2022 el empleo privado registrado pasó de 6.068.000 personas a 6.034.000. En diez años, la población creció un 10 % , en las empresas privadas se perdieron 34.000 puestos de trabajo.

El empleo público pasó de 2.600.000 a 3.300.000.

En un año por cada puesto de trabajo en blanco se crearon 8 en negro.

Todavía la CGT se opone a un cambio en las reglas laborales. Lo dice el refrán: ”No hay peor sordo que el que no quiere oir”.