Los lobos huelen sangre.

En el gobierno llegaron los agravios. Se publica en Página 12 que Alberto adúltero el contrato. Cristina ya insinúa que dejó de ser legítimo. Acorralan al presidente. ¿Para destituirlo? ¿Alguien los puede frenar? ¿Huelen sangre y como los lobos no se pueden detener?

El problema no es económico, es político.

La pregunta clave es : ¿Lo derrumban y después qué hacen?

¿Alguien tiene pensado el después?

Volvió Ignacio de Mendiguren a decir : “Todos quieren que el presidente sea Sergio Massa”.

En el Instituto Patria señalan que hay una estrategia.

Fuerte devaluación del dólar, retenciones a las exportaciones, corta explosión inflacionaria, se licua la deuda en pesos, la Leliq por ejemplo, y los sueldos del Estado y las jubilaciones. Desde allí, se ponen en orden los números y hay tiempo para recuperarse hasta fines del 2023. Hoy, señalan, vamos a una derrota importante.

Por ahora La Cámpora no va a soltar las cajas.

Mientras tanto, habrá llegado el momento en que el presidente le ponga un límite a sus socios en el gobierno.

Todavía, le temen más a los costos de salir a enfrentar a Cristina.

Los empresarios miran el espectáculo desde la platea. No tienen posibilidades de influenciar en el resultado final.

Saben que se pone en riesgo la recuperación de la economía.

Conocen que esta pulseada política no se va a detener. Así será difícil que pueda recuperarse la iniciativa.

Dudan todos sobre el futuro. Pero, todavía no hubo cimbronazos en el mercado financiero. Algunos movimientos preventivos, pero nada fuera de lo común.

Las empresas, se concentran en poner al día sus costos. Hay que achicar las pérdidas.

El gobierno necesita oxígeno.

Esta semana sorprendente está poniendo a prueba la paciencia de millones de argentinos. La mayoría no puede creer esta pelea en las altas esferas.

“Necesito el apoyo de ustedes, porque sino lo que viene a reemplazarme es mucho peor”. Así hablaba el ministro de economía, Martin Guzman en Bariloche, en el Llao Llao ante dos importantes empresarios del llamado Círculo Rojo.

Nunca habían escuchado en décadas una excusa semejante.

Al ministro le están apedreando el rancho y es difícil mantenerse. Todos saben que nadie quiere hoy manejar la economía. Esa es su mayor fortaleza.

Martin Redrado fue claro : “pongo un plan, tengo un equipo para reemplazar a todos, pero necesito del Congreso una ley de Emergencia para decidir sin dilaciones ni consultas”.

Hoy, es imposible políticamente.

Un Feletti no puede ser, porque se rompe automáticamente con el FMI y el caos y la hiperinflación estaría a la vuelta de la esquina.

Alberto está muy confundido y no le encuentra salida.

Dijo que estaban recomponiendo el salario en toda la Argentina. Puso como ejemplo el aumento del 3,1 % en febrero.

Se olvidó de decir que la inflación  de  febrero fue del 4,7 % y la de  marzo 6,7 %.

Roberto Feletti se puso el traje de general y pidió informes sobre costos, insumos, abastecimientos, como van creciendo los precios por etapas, el margen de ganancias, los stocks. Es decir, la fórmula de la Coca – Cola.

Nada nuevo, lo hacía Jose Ber Gelbard en 1974 y terminó en el Rodrigazo.

Parece que alguien quiere inventar la pólvora.

Todo lo que sucede se intentó miles de veces y fracasó.

La verdad surge de las propias cifras oficiales.

El índice de salarios del Indec volvió a dar mal en febrero, y en enero.

El rebrote inflacionario volvió a pegar fuerte.

Desde el máximo en noviembre del 2017, la pérdida del poder adquisitivo es del 23 % promedio. A los que trabajan en negro les fue peor 33,7 %.

El kirchnerismo puro se plantea que esto se arregla subiendo las retenciones al campo.

Una frase de Cristina puso en alerta a todo el sector económico. “Se puede ser legítimo y legal de origen, pero no de gestión”.

¿Quién lo determina?. ¿La vicepresidenta?

¿Está anunciando el fin de los días para Alberto?

Máximo en privado aclaro : “No le atiende el teléfono a Cristina, es increíble”. “ Si se lo atiende, páramos”.