Cristina habló de consensos.
Eso en su boca es un oxímoron.
¿A quién le hablaba?
¿Quizás a las palomas de Juntos por el Cambio?
Tratar de comprar paz ofreciéndole una amnistía para la jefa y sus amigos a cambio de cierta pasividad. Sería rechazado por la sociedad.
¿La actitud dialoguista sirve para ablandar a La Cámpora?
Dicen que para el horizonte económico, el consenso vale más que la grieta.
1 – Nadie sabe cómo estará la economía el 10 de diciembre.
2 – El discurso duro de Patricia Bullrich y Javier Milei es el que más interesa según las encuestas.
3 – En los últimos ocho años el ganador del modelo de Juntos y el Frente fue el sistema financiero. Le prestan al Estado a altas tasas de intereses en el mercado local. Primero con las Lebac y ahora con las Leliq.
Sergio Massa les da un seguro contra derrumbes, algo a lo que siempre aspiraron. Van a ganar más que una inflación del 100 % y les blindaron el cobro.
¿Le sirve a la gente un sistema bancario organizado de esta manera?
El crédito hipotecario en Argentina es el 0.8 % del PBI.
En Brasil es el 20 %; en Europa el 80 %.
4 – ¿Esta crisis se puede seguir administrando o tenes que enfrentarla?
En Economía no hay lugar para los grises.
Hace años que la movilidad social es descendente.
La pobreza alcanza a 18 millones de personas.
Alejandro Caterberg indicó que el 70 % de la población disminuyó el consumo de alimentos.
5 – ¿Se puede eludir el conflicto?
Nunca, no todos pensamos igual.
Para bajar la inflación, el déficit, los gastos del Estado ¿no habrá conflicto?
Si alguien para bajar los gastos, decide eliminar el Ministerio de la Mujer, el INADI y decenas de organismos públicos cuyo crecimiento alimentó La Cámpora para colocar sus militantes ¿Qué pasará ?
Esa es la disyuntiva a futuro.
Terapia de shock o gradualismo.
Ese es el dilema desde el 10 de diciembre.
Hasta ahora diseñamos artificios para llegar a las elecciones y dilatar lo inevitable.
¿A qué se deben las crisis argentinas?. Se preguntan en el exterior y no encuentran respuestas.
Será el sistema de “ideas y creencias” según las cuales la salida no depende del mérito, el esfuerzo, el estudio, sino del Estado.
Esas convicciones están arraigadas en alguno de nuestros dirigentes que viven de los impuestos de los que trabajan en blanco.
Nadie quiere renunciar a lo que tiene y menos buscar trabajo en el sector privado.
Todo lo que hay que enfrentar son intereses creados.
¿Cuál es la opción para cambiar de raíz?
Un plan de estabilización creíble es necesario.
¿Puede tener éxito una opción gradualista?
Los que la propongan, algunos socialdemócratas como definió Martin Loustau, no quieren aparecer como ajustadores.
Para los halcones, como decía Maquiavelo, el mal hay que hacerlo pronto y de una sola vez.
El problema es que habrá oposición de los sindicatos, los lobbies, movimientos sociales que tratarán de bloquear todas las medidas antes que se aprueben.
Habrá una trama de intereses corporativos dispuesta a no perder sus ventajas.
Es una incógnita.
Para garantizar que no habrá marcha atrás habrá que sacar leyes y decretos de necesidad y urgencia en los primeros 30 días.