Desierto sin oasis a la vista.

En la laureada ficción política danesa, “Borgen”, hay diálogos imperdibles.

En uno de ellos, el dirigente socialista de la coalición gobernante, propone una jubilación anticipada, para miles de personas.

La ministra de economía, pregunta : ¿De dónde saldrá el dinero?. Debate áspero, nadie se pone de acuerdo de donde se bajarán los gastos, para llegar a la cifra adecuada.

Nadie se plantea emitir sin respaldo.

Es lógico, la realidad Argentina esta a años luz de la racionalidad.

En 1990, el gasto público consolidado no llegaba al 30 % del PBI, subió al 35 % en 1987, se mantuvo por encima del 30 % en la década del 90, bajo con Nestor Kirchner al 27 % en el 2004 y con Cristina fue creciendo hasta llegar al 47 % del PBI.

El origen de la deuda del Estado es para financiar el déficit de sus cuentas.

No es tan difícil. Cualquier familia lo sabe. Si gastas más de lo que ingresa, de algún lugar tiene que salir el dinero. O te buscas otro trabajo para mejorar el ingreso, o pedís prestado. Emitir no se puede, eso lo hace el Estado.

Después, si la plata se va del país, es porque no se confía en sus dirigentes. Muchas veces el Estado estafó con Plan Bonex, corralito, devaluaciones bruscas.

En la UIA recuerdan siempre una frase : “Argentina es un país, donde te acostas siendo rico y a la mañana siguiente sos pobre”.

Hablo que parte del dinero tiene un origen oscuro. Es cierto, algunas de las causas judiciales que abruman a la vicepresidenta tienen ese origen.

Uno de los mensajes principales apuntó a limitar las importaciones. Señaló la necesidad de articular al Banco Central, al Ministerio de la Producción y la Aduana.

Un empresario importante hizo gestiones en el Banco Central. El mensaje que le llegó de Miguel Pesce fue : “ La única ventanilla que habilitara importaciones es la de Daniel Scioli”.

Si la restricción es fuerte, la máquina comenzará a pasar dificultades para contar con insumos.

La clave es que tuvimos nueve defaults. La idea que predomina es que sea el Estado y no la inversión productiva el motor de la economía.

Miren lo que pasa con el gas – oil.

Lección N° 1, un Estado puede controlar los precios o las cantidades, pero termina siendo imposible las dos a la vez.

Controlar el precio del gasoil, hasta que falta. De todos los países limítrofes vienen a cargar el tanque. Resultado, aumento 12 %.

Hay lecciones de jardín de infantes que nunca se aprendieron.

La brecha cambiaria, casi el 100 %, genera las tentaciones de subvaluar exportaciones en el intento de dejar “dólares libres” fuera del país o sobrevalorar importaciones.

Alberto Fernandez dijo que el cepo es una puerta giratoria, que si una piedra lo frena, impide que los dólares salgan pero también que entren. Cristina pide más controles de producción, de la AFIP y de la Aduana.

Volvió Cristina a acusar a las empresas privadas por la inflación. Es un clásico que se repite. Nunca pudo explicar porque los nuestros aumentan los precios y no lo hacen en Uruguay, Paraguay, Chile o Perú.

El peronismo hace décadas quiere ocupar el lugar de la oposición y el oficialismo al mismo tiempo. Unidos perdieron la elección del año pasado.

En el fondo Cristina en su discurso, solo trata de comparar, lo bien que estábamos cuando ella fue presidenta y lo mal que estamos con Alberto. El problema es que ella es la vice, y fue la que eligió a Alberto.

Sabe, porque tiene experiencia, que no tiene mecanismos para terminar con la crisis, la incertidumbre, la inflación. Así no podrán repetir el resultado del 2019, e incluso los del 2021.

La oposición está aparentemente anestesiada. Hay un viejo refrán : sobre las acciones de los malos, es más preocupante el silencio de los buenos.

Está mirando el ombligo. Su propia interna. Todavía el radicalismo no sabe si está más cerca del capitalismo o del socialismo.

Mientras tendremos que vivir con retenciones, cepo, controles a las exportaciones e importaciones, un sistema impositivo confiscatorio, arremetida contra la propiedad y la empresa privada.

Todavía falta mucho. El desierto esta enfrente y sin oasis a la vista.