Alberto, está solo, aislado, alejado de la realidad y cometiendo errores infantiles.
Si algo faltaba era el salto inflacionario.
La supuesta “guerra” muestra que las armas para frenarla no variaron en siglos. Siempre fracasaron pero no es fácil convencer a los populistas.
Precios cuidados, cientos congelados, aumentos a las retenciones de la harina y el aceite de soja y con ese dinero armar el fideicomiso para frenar la suba del trigo.
Fracasó pero vuelve recargado Roberto Feletti, secretario de Comercio obsesionado con los cepos y controles para parar los precios.
Antes de Cristo, aparecieron en algunos casos extremos, los precios congelados, clausuras, detenciones. En el 49 y 50, el primer peronismo sacó una ley contra el agio y la especulación.
Todos los países limítrofes sin utilizar toda esta parafernalia lograron contenerla y tienen un dígito anual.
Argentina es un caso especial.
La verdad es que se está pagando la enorme emisión de dinero que se hizo después de las Paso.
Aquella famosa frase, después de una humillante derrota, “Hay que poner platita en el bolsillo de la gente”, provocó que se fabricaran 720.000.- millones de pesos en pocos días.
Como se sabe, los resultados se ven en la inflación varios meses después.
No tienen un programa, tampoco una hoja de ruta y lo que es peor, nadie les cree.
Entonces, cuando no se tienen respuestas, siempre la culpa la tiene otro. Puede ser Macri, después la pandemia y la cuarentena y ahora la guerra.
El problema no está fuera del gobierno, está adentro.
El culpable no es el otro.
¿Es tan difícil de entender?
Los albertistas cuentan los días y esperan alguna señal positiva en el horizonte. Consideran como enemigo principal a La Cámpora, a los que denominan, “los carapintadas”, recordando la Semana Santa de Alfonsín.
Estamos en un sistema social infiltrado por la corrupción, el autoritarismo, la irresponsabilidad y el corporativismo.
El presidente no puede contener a los propios. La vicepresidenta lo acusa de atentar contra ella. Los medios oficialistas dudan sobre qué sector apoyarse.
Cristina dentro de una patología narcisista. No acepta críticas.
Alberto sabe que está solo, y por eso no va a sacrificar a Guzman.
Tiene que tomar decisiones complicadas. Se contradicen los que lo rodean, todo el tiempo.
Un Ministerio de la Felicidad se creaba a la mañana y desaparecía por la tarde.
Feletti, pide la suba del 50 % a las retenciones por las exportaciones de maíz y trigo.
Un día después, se niega y ahora se aplicarían 3 puntos de suba a los impuestos para la harina y el aceite de soja.
A las 24 horas siguientes no eran tres, sino dos puntos de suba.
Está todo dado vuelta.
Desde el retorno de la democracia, no hay antecedentes de un grupo de diputados oficialistas que voten en contra de lo que dispone la jefatura del bloque y el propio poder Ejecutivo y que además, no se vayan del bloque de Frente de Todos.
En el Instituto Patria dan por perdida la elección presidencial.
Todo está roto.
Los gobernadores peronistas se movieron para apoyar el acuerdo.
No tenían otra alternativa.
Uno de los problemas más serios es que los oficialistas aplauden al mismo tiempo que no es necesario hacer reformas.
Rusia invade Ucrania el 24 de febrero, los números de la inflación ya estaban escritos.
Una frase del siglo pasado : “Vamos a combatir a los especuladores”.
Eso muestra que perdieron el rumbo y la vicepresidenta se llevó la brújula.