¿Qué país quiere el gobierno?
Esa es la pregunta que nadie hace y nadie responde.
En la Casa de Gobierno tampoco lo saben.
Algunos apuntan al peronismo puro, que es pragmático.
Todo depende de la situación. Puede ser liberal o estatista.
El kirchnerismo lo tiene un poco más claro. El Estado para ellos debe estar presente las 24 horas en la vida de los argentinos. Pueden expropiar, intervenir, poner limitaciones, impedir exportar o importar, etc.
En otro lenguaje, poner incentivos y desincentivos a la apropiación de los frutos del esfuerzo humano.
Un viejo ejemplo vino de China. El Gran Salto delante de fines de la década del 50 y la Revolución Cultural de mediados de 1960 provocaron la muerte por hambre de decenas de millones de seres humanos.
Los que vinieron después de Mao, hicieron todo lo contrario y le abrieron las puertas a todos los capitales e industrias del mundo. China creció durante más de 15 años al 9 % anual.
En 1974, los periodistas visitamos Rusia, Checoslovaquia, Polonia y Hungría, en el chárter del ministro de economía Jose Ber Gelbard.
En Hungría, nos sorprendió una explicación sobre el crecimiento de la producción. Nos indicaron que durante décadas hubo estancamiento. Hasta que decidieron cambiar la fórmula.
A las cooperativas que tenían 500 hectareas para explotar les indicaron que 450 seguirian en el Estado, pero si se duplicaba la producción, las otras 50 serian para ellos y lo que salga de ese lugar podían venderlo donde quisieran, incluso en el mercado negro. En dos años triplicaron la producción.
El desarrollo no tiene nada de mágico ni misterioso.
El gasto de la burocracia estatal también se discutió con el FMI.
En los últimos 20 años se pasó de 2,2 millones de empleados a 3,6 millones de estatales.
Así, el empleo público trepó más del 60 % mientras que en ese lapso la población creció un 25 %.
A su vez, en estas dos décadas la cantidad de jubilados y pensionados subió 106 %, pasó de 3,3 millones a 6,8 millones.
¿Quién va a pagar la cuenta del ajuste?
Allí está la pelea final.
La famosa segmentación de tarifas por geolocalización a 11 barrios y casi 500 countries que el kirchnerismo había identificado para explicar ajustes, no alcanza.
Habrá que sumar mucha más gente.
Las pautas de la evolución salarial del sector público quedaron debajo de la inflación.
Se estudian los ingresos y gastos del sistema previsional.
Habrá ajustes de tarifas y dólar, por lo tanto será difícil que la inflación del año llegue al 40 % como quiere el gobierno.
Demasiados sapos para Cristina, Maximo y el kirchnerismo duro.
Pero la mayor carga para la sociedad, es un Estado que no es útil. La sociedad civil se organiza sin la mediación estatal.
El kirchnerismo odia expresiones como la del Kun Agüero o Santiago Maratea. No concibe lo individual, lo privado, la libertad. Para ellos, primero es el Estado antes que los individuos. Lo peor un Estado que desaparece cuando ocurren casos como Cromañon, la tragedia de Once o el incendio en la provincia de Corrientes.
Ahora se los nota desesperados. No hay plata para repartir y no saben generar inversiones. Tampoco hay margen para poner más impuestos.
Siempre se dijo que el populismo es tolerable cuando hay plata, pero una tragedia cuando no hay nada para repartir y no pueden expropiar.
Esta semana se corrió el velo.
El Instituto Patria hizo público lo que Guzmán negoció con el FMI.
En realidad no los tomó por sorpresa, pero confirmó lo que sospechaban. Para ellos el acuerdo es malo.
Confiesan que apoyar esto es doloroso.
Pero lo que no dicen, es que no hay rumbo, el gobierno es un barco a la deriva y varias manos tironean del timón.