La verdadera liberación es la educación.
Ni con cánticos contra el FMI, los empresarios, los medios de comunicación, los jueces o la Corte Suprema se logra.
Parece simple, pero en Argentina es complicado.
Uno: cumplir a rajatabla los 180 días de clases. Si hay paros, se reponen.
Dos: las escuelas tienen que ser Jornadas Extendidas. Hoy en la provincia de Buenos Aires sólo el 14% lo tiene, en Córdoba el 50%.
Tres: el secundario tiene que ser obligatorio.
Cuatro: se deben tomar periódicamente exámenes a los docentes. Esto suena muy antipático, pero es necesario.
La educación en definitiva tiene repercusión en forma directa e indirecta en el crecimiento económico.
Habrá más posibilidades para conseguir trabajo.
Hoy dentro del grupo de países con mayor cantidad de jóvenes que no estudian ni trabajan, Argentina ocupa el lugar 34 entre 38 incluidas en el listado de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) .
La última evaluación muestra un peligroso retroceso.
Los resultados de la última prueba de Unesco son los peores para la Argentina .
¿Sabemos lo que se aprende? .
¿Existe un seguimiento sistemático de los conocimientos de los chicos?.
Nuestro país hace décadas, estaba orgulloso de su sistema educativo. Eso se perdió. Estamos lejos de ser un país de vanguardia.
Desde el punto de vista político, alguien podría decir: “Si desde el poder se dice que el mérito no es bueno, y se iguala hacia abajo, que otra cosa se podría esperar” La politización de los docentes y las huelgas, hizo que muchas familias de clase media baja, hicieran un enorme esfuerzo para enviar a sus hijos a una escuela privada parroquial.
La demagogia hizo que se promocionara el pase automático, sin acreditación de saberes.
La idea, no estigmatizar a los aplazados.
¿Cómo repercute en la economía?.
Mirando los resultados desde el punto de vista de los contenidos, la diferencia es enorme en los diferentes estratos sociales. Las oportunidades para los sectores de menores recursos son mínimas. La demagogia y el facilismo perjudica para siempre a los que el gobierno dice proteger. Eso sí, después los atiende con subsidios.
Millones de personas excluidas, por falta de educación, y del trabajo en blanco que viene de planes sociales.
Pero es peor si miramos el futuro. Porque la aceleración tecnológica provocada por la pandemia aceleró las dificultades para insertarse en la era digital.
La culpa no es solo del Estado.
El presidente de la Academia Nacional de Educación, Guillermo Jaim Echeverri lo dijo así: ”La responsabilidad es compartida por las escuelas, los docentes, los sindicatos y los propios padres, que muchas veces desvían la mirada a la hora de exigir que se eleve la vara”.
Economía
El acuerdo con el FMI, no es el paraíso, pero evita la catástrofe.
El posible camino a Venezuela se evito con las elecciones.
La CGT, le pidió a Guzman que firme el acuerdo pero sin ajuste.
Habría que avisarles que ya lo hizo el mercado, gracias a la inflación.
Lo que reciben como salario los empleados públicos, los jubilados y pensionados y los subsidiados, fueron licuados por una inflación en el año del 52%.
Falta llegar a un acuerdo sobre el tipo de cambio y las tarifas. El plan apunta a un déficit del 3,3 % del PBI y el FMI señala un 2,5%.
Aun con acuerdo, las inversiones no llegan. Eso significa menos empleo genuino y en blanco.
Las causas son simples: La base de la economía es la confianza. Eso en nuestro país no existe.
Nadie sabe lo que harán mañana. Las reglas de juego están para romperse, todo es efímero. Clave: No tener garantías.