El aguante hasta las urnas.

“El que esté libre de culpa que tire la primera piedra”, así le hablaba Jesús a los que querían lapidar a una mujer.

En este caso puede aplicarse a los que se acusan de aumentar la deuda externa. Están discutiendo quién fue peor.

En una apretada síntesis se puede establecer que el que bajó la deuda fue Nestor Kirchner. Entre el 2005 y el 2009, cayó de 103.000.- millones de dólares a 63.000.- millones.

Superávit comercial y fiscal. Récord del precio de la soja, estatización de las AFJP, dinero de la Anses y la licuación de parte de la deuda por la manipulación del Indec, para medir menos inflación. El combo perfecto.

Todo se arruinó cuando asumió Cristina. Entre el 2009 y el 2015, llevó la deuda de 63.000.- millones de dólares a 120.000.- millones y terminó con un déficit fiscal del 5,7 % del PBI. Pasó de superávit a déficit duplicando el gasto público en diez años . No pasó en ningún país.

Macri en sus cuatro años, la llevó de los 120.000.- a 198.000.-  millones de dólares. Primero con deuda de los Fondos Comunes, y cuando en abril de 2018, estos cerraron el grifo, con el Fondo Monetario Internacional.

Albero Fernandez la lleva en junio de 2021 a 233.000.- millones de dólares. La mayoría dice Guzman es en pesos.

Por eso el agravante fue la deuda del Banco Central.

Cuando se fue Macri era por las Leliq y los pases, 1 billón de pesos. Ahora son 4 billones de pesos y el interés mensual son 133.000.- millones de pesos. Es un taxi con la calculadora descontrolada.

Además Kicillof cuando negoció la deuda con el Club de París, aceptó y firmó rápidamente un multimillonario punitorio.

Ahora , a esta altura, discutir quién fue peor no sirve demasiado. Salvo para los que quieren rescatar algún voto.

Lo que la gente analiza no es la deuda. El 80 % solo trata de llegar a fin de mes. ¿Qué es lo que no entienden los políticos?

Las encuestas están registrando el crecimiento sostenido de una palabra, “bronca”, hostilidad del votante que visitan. Ni siquiera quieren responder preguntas. Están hartos de las palabras y promesas de los candidatos.

Para explicar mejor cómo se llega a las elecciones, basta señalar lo que indican los propios referentes oficialistas.

Uno : Centro de Investigación del CTA, de Hugo Yasky. “El nivel de indigencia y pobreza, está peor que en la época de Macri.

Dos : Claudio Lozano, director del Banco Nación. “El ajuste de 2021 fue violento. Cortaron el IFE, el ATP, jubilaciones y pensiones están 8 % por debajo de la inflación. Salarios públicos 10 % de pérdida”.

Tres : Alvarez Agis, “Salarios en blanco y en negro en baja”. Nadie invierte”.

Al margen, se abre el “Manual para ganar elecciones en Argentina”, y el primer capítulo dice : Fabricar billetes y repartir las 24 horas.

Después, que sea lo que  Dios quiera.

La lógica dia a dia, es el aguante. No se cambia ni se transforma nada. Solo se piensa en llegar a noviembre con el olor a nafta en el tanque.

Por el efecto cepo, hoy Uruguay vuelve a exportar más carne que Argentina. Esto le hizo decir al primer ministro de Agricultura de los gobiernos kirchneristas, Julian Dominguez : “Nuestra dirigencia política no entiende al campo, pero el mundo reconoce lo que la Argentina produce”.

Pero en estos días, todo es una fiesta. Los candidatos oficialistas quieren repartir plata. En este caso fue Agustin Rossi ex ministro de defensa, que presentó un proyecto para que los monotributistas reciban un aguinaldo.

El costo para el Estado será de 65.000.- millones de pesos.

Mientras la máquina de hacer billetes aguante, todo es posible.

¿Qué  piensan hacer  con los 4.334.- millones que recibieron del FMI?.

¿Cómo piensan bajar la inflación?

Guzman dice que estamos debajo del 3 % mensual. El presidente del Banco Central, señala que todavía no.

Antes de las elecciones, se puede decir cualquier cosa.

Lo importante es convencer a la gente de que tan mal no estamos. Seguro que con otros  – te dicen – estarías peor.