En la torre de Babel.

Una tragicomedia delirante está en plena función. Los capítulos se suceden y ni siquiera dan tiempo para asimilarlos. Esto sería una parodia si no hubiese más de 100.000 muertos en el camino. Al principio de la obra, ella aparece de blanco, adelante, y otros atrás. Ya se sabe quién es el personaje principal. Estudiosos keynesianos elaboraron una teoría según la cual, todas las personas tienen un límite en su rendimiento y actitud. Como ejemplo señalan que un trabajador, va subiendo en la escala de la empresa porque muestra eficiencia, pero llega un momento, que refleja que no estaba preparado y allí se termina su ascenso. Tiene suerte si no termina despedido. Hay un límite, y cuando llega, por ejemplo a gerente y es un fracaso. Se terminó el juego. En política pasa todo el tiempo, pero por oportunismo, lealtad, compromisos económicos y financieros, amistades, se nombran y perduran. Es más, todos creen que son impunes. Que todo se puede arreglar. No se critica en el gobierno un cumpleaños, sino la estupidez de haberse sacado una foto. Limitan los derechos a la población en general pero mantienen los privilegios a la gente del poder. Son dos mundos diferentes. La grieta más profunda. La gente de pie y los políticos en el gobierno. Todo esto sería una historia más, si no tuviéramos una economía descontrolada, sin acceso a la vivienda, ni a un empleo en blanco. La anarquía entre los ministros se muestra con medidas que ni siquiera se consultan. Por ejemplo, el titular de Turismo, Matias Lammens dijo que estaba armando una estrategia para pagar el 100 % del costo de los pasajes aéreos para extranjeros que vengan al país. Todavía hay cientos de argentinos que no pudieron regresar al país. Esto que preparan está pensado para octubre, donde se supone que se abrirán las fronteras. De la cepa Delta no se habló.   Pero además, lo quieren hacer antes, para que vengan extranjeros con dólares y los vendan en el circuito blue y neutralicen la escalada del dólar. Esa es la verdadera intención. En Aerolíneas Argentinas, actualmente con una pérdida millonaria, no tenían idea de este plan, donde los obligarían a entregar pasajes gratuitos. ¿Cómo está la economía? La gente está aprovechando el plan primavera del gobierno. Está consumiendo más. ¿Ahora, cuánto dura? El pasado enseña que el éxito es el resultado de un shock, nunca del gradualismo. Se llega al shock cuando estamos cerca del abismo. Esto se daría después de las elecciones. Si no salimos todo va a ser mucho más difícil. Tenemos 45 % de pobres y el 60 % son niños. La degradación es permanente. Lo peor es que se acostumbran. La pobreza es consecuencia del fracaso económico , pero la causa finalmente es la falta de acuerdo. Algunos lados de la grieta tienen una dificultad: explican lo inexplicable. En algún momento debería ganar la razonabilidad. Los candidatos del gobierno, nombran a Macri y al macrismo entre 20 y 30 veces en un reportaje. Nadie habla del presente y menos del futuro. Del otro lado, las cifras del presente, la corrupción del gobierno de Cristina, etc. Si no buscan arreglar dos o tres temas centrales como la inflación, esto no tiene salida. Nadie, antes de las elecciones, va a trabajar civilizadamente. Para un acuerdo, hay que preparar el terreno y eliminar los insultos. Eso por ahora, es misión imposible. El acuerdo con el FMI es ineludible. Pero antes habrá que definir qué país queremos. Dentro del gobierno, hay resistencia. Prefieren el default y discursos malvinenses. Eso también depende del resultado electoral. Por otro lado, cerca del presidente apoyan un acuerdo. Cuando dentro de un gobierno hay posiciones antagónicas es complicado ser ministro de economía. Las inversiones no llegan, ni lo van a hacer en el corto plazo. El ex vice ministro de economía de Kicillof, Alvarez Agis lo definió así : “Para que alguien invierta y ponga dinero en Argentina se tiene que pegar un golpe fuerte y sufrir de amnesia”. Volvamos a la realidad. La coalición del gobierno es fuerte porque hay muchos sectores. Potente en lo electoral. Pero para gobernar es la Torre de Babel. Todos hablan idiomas distintos. Así es imposible. Así nos va.