Los sociólogos que revisan las encuestas más serias, señalan que el 85 % de la sociedad quiere cambiar el rumbo.
Pero, ¿cuál es el rumbo correcto?
Lo increíble es que, una parte, dice que hay que controlar los precios y crear trabajo.
Esto se hizo desde 1952, especialmente lo primero, y fracaso.
¿Cómo crear trabajo?
En el Estado es imposible. Está ocupado por miles de militantes de La Cámpora.
Se llega a la siguiente conclusión. Una parte importante de la población, le tiene más miedo al remedio que a la enfermedad.
Larreta señala que es necesaria una mayoría del 70 % para gobernar.
Ahora, ese porcentaje, quiere una reforma sindical y laboral.
Pretende un cambio para recuperar las empresas del Estado.
Puede ser un pacto para modificar en serio o para que nada cambie, como en el Gatopardo.
Hoy existen 148 impuestos. El 91 % de la recaudación son solo 10. Un tsunami de impuestos nacionales, provinciales y municipales.
Se indica que Bullrich pretende ir al hueso desde el primer minuto, mientras Larreta quiere consensuar medidas.
La opinión pública es ingrata y se exigen remedios sobre temas en los que no se tiene ni idea.
Hasta ahora, hay respuestas genéricas sin plantear soluciones.
Al margen de las diferencias entre Larreta y Bullrich sus economistas se encuentran dos veces por semana para analizar la situación. Hernán Lacunza por el jefe de gobierno porteño y Luciano Laspina coordinador de los equipos de Bullrich.
Se viene un plan de estabilización.
El ajuste fiscal que lleve el déficit a 0 es doloroso, tasas de interés positivas frente a la inflación y una inevitable devaluación.
Se corrigieron tarifas. Los equipos de Bullrich sostienen un desdoblamiento inicial del tipo de cambio. Uno comercial y otro libre y financiero. Este último levemente por encima del Contado con liquidación actual.
Después del cambio de mando habrá que ir al Congreso. El paquete de medidas será debatido y depende de la cantidad de legisladores para aprobarlo.
Los primeros 15 días, serán claves. El desgaste será intenso y nadie sabe cuánto puede durar el primer ministro de economía.
Lo que dicen, es que Larreta y Bullrich tienen los mismos objetivos, pero las diferencias son los tiempos.
Surge entonces, la primera pregunta: La sociedad puede soportar que las reformas necesarias se hagan por etapas y a largo plazo.
Sucede que la situación es muy complicada y nadie sabe que se va a recibir en diciembre.
En el mercado suponen que lo peor está por venir. Casi todos coinciden que después de las PASO el avión entra en zona de turbulencia.
Mientras tanto, en el oficialismo aparecen diferencias notables.
El ocaso de su líder que impone encuadramientos, obediencia y obsecuencia, provoca confusión.
Daniel Scioli considera que tiene posibilidades porque hay un peronismo histórico que quiere su revancha frente a La Cámpora.
Los problemas internos en los dos espacios principales y el surgimiento de un tercero competitivo, son señales. Estamos en una crisis del sistema político.
También hay que tener en cuenta que quienes votan en octubre tienen menos de cuarenta años. Son el 45 % del padrón electoral. Los únicos que conocen al kirchnerismo y al macrismo y se sienten defraudados.
Inflación del 120 %; pobreza del 42 %; no tienen crédito para comprar la primera vivienda; los más preparados piensan en buscar su porvenir en otro país.
Algo para recordar. La mayoría no le cree a casi nadie. Las encuestas no miden que el 30 % no sabe siquiera si va a votar.
Por último, las contradicciones de Massa son constantes. Lo único que lo mantiene en pie, es su ambición.