Hoy el oficialismo está en su peor momento.
Alberto fuera de escena; Massa toma decisiones y Cristina que le quiere cambiar el nombre al Frente de Todos, porque fue un fracaso.
En un año electoral, donde el 60 % muestra enojo, bronca y el resto desánimo.
Cristina que revisa las encuestas, les señala a los visitantes: “perdimos la juventud”, “incluso en el sur del conurbano”
Es un momento en los cuales parte de la sociedad está inclinada a un cambio de ciclo político.
El peronismo es un partido del poder. ¿Qué significa?
Las ideas pueden cambiar, para no perder el poder.
Hoy son estatistas, mañana privatistas, con controles o sin ellos. Se los puede llamar “partido de la ola”, porque se adaptan a distintos momentos.
Ejemplo: el peronismo, el PRI de México o el Partido Comunista Chino entre otros.
Hay una crisis de identidad del peronismo. Cuando falleció Néstor, el fundador de la corriente kirchnerista se había impuesto a la CGT, Menem y gobernadores.
Cuando se recurrió a Scioli en el 2015, era alguien ajeno ideológicamente.
Hoy, no tienen herederos naturales. Apostaron por Alberto y fue un fracaso.
Ahora, hay una crisis de identidad en el peronismo.
¿Quién lo representa?
Cristina es el kirchnerismo; Kicillof la izquierda; Scioli el centro y los gobernadores defienden su territorio.
Hoy, no hay un líder indiscutido.
¿Y Sergio Massa?
Es muy parecido a Larreta te dicen.
Aparece La Cámpora. No deja espacio para el futuro.
No se preparó para competir en un sistema democrático. Solo le interesa el poder. Creen que son la vanguardia. Una de las claves de su decadencia: son extremadamente verticalistas.
Por esa razón no se pueden renovar. No dejan espacio. Son una “orga”. Máximo resulta viejo aunque se ponga bermudas. Repiten las recetas del 70.
Son cuadros rentados. Fin.
Pasemos a la economía.
Mal año, pésimo para hacer campaña siendo gobierno.
Por supuesto, nadie se considera parte del Poder Ejecutivo.
Cristina cree que es opositora; Máximo se ausentó con aviso, los ministros, salvo Massa, en cualquier otra cosa.
¿Por qué es mal año?
Uno: porque la inflación apunta al 120 – 130 %.
Dos: porque la suba de tarifas, luz, gas, agua, transporte, en algunos casos superan el 600 %.
Tres: porque la tasa de interés efectiva llega al 120%.
Cuatro: el descubierto en los bancos, está en algunos casos al 160 %.
Cinco: Massa pisó los pagos de la obra pública.
Seis: la construcción que venía bien, se frena por la suba de materiales.
Siete: porque no hay dólares en el Banco Central y cada vez se limitan más las importaciones.
En este esquema y observando una derrota de proporciones el Instituto Patria pidió dos cosas.
Una: por decreto de necesidad y urgencia un bono de 60.000.- pesos durante cuatro meses para todos sin excepción.
Dos: congelar todos los precios por 180 días.
La respuesta de economía fue muy simple: “es una pavada”.
Entonces, muchos se preguntan, frente a las elecciones, sin autoridad competente, hay posibilidades de caer en una hiperinflación.
Nunca, de la magnitud de la que vivimos a fines de los 80, cuando la tasa de inflación promedio alcanzó casi el 3.000 por ciento. Pero señalan las consultoras, una inflación de tres dígitos por mes si cambia todo el régimen.
Mariana Dal Poggetto explica: “La fórmula para construir una Hiper: primero indexa los contratos con plazos cada vez más cortos (precios, tarifas, dólar, tasa y salarios) después no cumplas el acuerdo con el FMI.
Se entiende ahora, que Cristina le quiera cambiar el nombre al partido. Un poco es así: “Nosotros no tenemos nada que ver con esto”.