¿A qué se refería Aníbal Fernández, cuando anunciaba en forma apocalíptica que el año que viene según salgan las elecciones habrá muertos y sangre en las calles?
¿Quizás porque sabe lo que hay que hacer en economía inevitablemente?
¿Conoce que para estar mejor, habrá que pasar por un periodo doloroso?
1 – Todos saben, oficialismo y oposición que el problema no es aislado. Es como está organizada toda la economía.
2 – La clave: El peso del sector público. El gasto de Néstor a Cristina se multiplicó. En 2004 llegaba al 26 % del PBI, en el 2015 al 42 % del PBI.
3 – No se puede financiar ese gasto.
4 – No alcanza lo que se recauda; no nos presta nadie, hay que emitir. Eso produce inflación.
5 – La inflación produce inestabilidad. En forma paulatina se desordena toda la economía.
6 – La brecha del tipo de cambio llega al 100 %.
7 – Así no hay ministro de economía que se mantenga mucho tiempo en el sillón.
8 – Agustín Rossi lo dijo: “Massa no tiene la caja de herramientas suficientes para frenar la inflación”
¿Ahora cómo bajar el gasto público que no podemos financiar?
Tenemos que bajar al límite los subsidios a la luz, gas, agua, trenes, colectivos, etc.
Bajar los programas sociales. Reducir el gasto en Ferrocarriles, Aerolíneas Argentinas, Télam, Ioma, la Televisión Publica.
Además, entraron miles de ñoquis a las plantas permanentes de la Nación, provincias y municipios.
Pensar en las inevitables reformas en el sistema impositivo, jubilaciones y por supuesto laboral.
Todo el arco opositor consulta cada uno a sus economistas de cabecera porque saben que es el problema principal.
Larreta con Hernán Lacunza; Patricia Bullrich, con Luciano Laspina; Gerardo Morales y el radicalismo con Eduardo Levy Yeyati; la Coalición Cívica con Matías Surt y el peronismo republicano de Pichetto con Juan Carlos Sánchez Arnau. Facundo Manes con Marina Del Poggetto.
Para los empresarios y el Círculo Rojo es Carlos Melconian.
¿Cuáles son las diferencias entre todos?
Varias y serias. El tiempo necesario, para aplicar los planes, hasta donde llega el cuchillo en el cuerpo del paciente; y los problemas políticos y sociales, que inevitablemente se van a producir.
Como se observa no será fácil.
La clave es lo que señalamos al principio. Tenes que empezar a trabajar en el déficit 0; achicar el aparato estatal, la apertura comercial pero primero tener los dólares necesarios; inevitablemente otra negociación con el FMI.
¿Se gana una elección diciendo lo que hay que hacer?
No. Por eso en los discursos se trata de evitar la palabra ajuste.
Nadie organiza una marcha, diciendo que es para bajar el gasto público.
Los cambios inevitablemente van a traer conflictos sociales.
Hoy estamos mal, cuando se hagan los cambios, por un tiempo se estará peor. ¿Habrá paciencia para explicar que después se estará mejor? ¿La gente lo va a entender?
En ese momento se verá que harán los que se quedaron en la vereda de enfrente del poder. ¿Arrojaran muertos a la calle como vaticinó Aníbal Fernández?
Las soluciones serán complejas. Alguna vez lo señalamos en esta columna, como el título de una película: “No hay lugar para los débiles”.