El síndrome del impostor.

Tuve la ocasión de leer un libro que me dio nuevas respuestas sobre la actualidad.

El título : “El síndrome del impostor”.

Se pregunta muchas veces el personaje: ¿Qué estoy haciendo yo acá?. “Se van a dar cuenta de que no era a mí a quien tenían que elegir para este trabajo”

“¿Estoy en el lugar equivocado?”

Tiene siempre la sensación de no estar a la altura y se siente un fraude.

Es terrible, pero está encerrado, recibe críticas todos los días.

En la política argentina, los que mandan van y vienen. Nunca están seguros sobre lo que tienen que hacer. Se toman a veces poco tiempo para decidir presionados por el entorno. No pueden conformar a todos. Así no conforman a nadie.

Ahora pasamos a la economía.

Los exámenes del ministro.

Uno: Necesidad de acumular dólares. Las reservas son escasas.

Dos: Superávit comercial que no alcanza.

Tres: Tipo de cambio atrasado. Mínimo 30 %. Todos saben que hace falta una devaluación. Incluso lo señaló el viceministro, Rubistein.

Cuatro: Todavía hay riesgo de sequía.

Cinco: La deuda interna en pesos. En los primeros 6 meses del año el sector privado, Fondos Comunes, Bancos, Compañías de Seguros le vencen 5 billones de pesos, el 2,5% del PBI.

Seis: El stock de Leliq crece por los intereses.

Siete: La brecha cambiaria sigue cerca del 100 %. Imposible normalizarlo con esa diferencia.

Ocho: La seguridad es que el cepo sigue hasta las elecciones.

Nueve: Habrá que inventar nuevos tipos de cambio, en la medida que siga el atraso.

Por ejemplo: dólar especial para la exportación de carne.

Diez: La suba de tarifas, primero un 39 % y después avance todos los meses en sintonía con la inflación, va a complicar la inflación.

La gran pregunta: ¿Hay margen para el gradualismo?

La otra pregunta: ¿Hay consenso social para una política de shock?

Estos últimos interrogantes son para el gobierno que viene.

Massa tiene una oportunidad, que nunca tuvieron ni Guzman, ni Batakis.

Detrás del ministro no hay nadie. Lo dejan hacer un ajuste que para los anteriores era imposible.

Cristina acepta todo porque está desesperada, crispada por otros temas.

La clave, es la concentración de vencimientos.

El Mercado hoy te presta por 6 meses. En realidad, son exactamente 175 días.

Alberto recibió órdenes estrictas de Capitanich y Gerardo Zamora que hablaron por la vice presidenta.

“No tenes que pagar nada”. “Es una orden”, le dijeron.

Alberto titubeo. Miro las rejas. Retrocedió y ahora va a pagar. Es la agrupación amago y marcha atrás.

Sin gobierno y sin moneda, la gente festejó el Mundial.

Massa quiere estirar la mecha para que la bomba le explote al próximo gobierno.

¿El FMI le va a soltar la mano?

No, de ninguna manera.

El fútbol mostró la codicia de los mediocres buscando una foto. Nadie quiso. Sabían intuitivamente que esa agente degrada todo lo que toca.