Los números no tienen ideología.
El déficit fiscal, gastar mucho más de lo que ingresa, no es de derecha ni de izquierda.
No hay grieta, es así.
Estamos en una crisis económica, social y política de las más importantes de nuestra historia.
Nuestro producto interno per cápita es un 10 % más bajo que en el 2011; la economía se contrajo en los últimos 11 años; la inflación promedio de los últimos 10 años fue del 37 % y vamos por el 100 %; el sector privado crea apenas 688.000 empleos en 10 años; de los cuales solo 67.000 fueron en relación de dependencia. En el mismo periodo el sector público creó 759.000 empleos.
Extraña entonces que más del 34 % de las personas, estén bajo la línea de pobreza.
La renunciante ministra Gomez Alcorta, creó un empleo público por día, durante los dos años y medio de su mandato.
En serio, creen que la gente que paga los impuestos los pueden mantener siempre.
En serio creen que pueden seguir utilizando choferes, aviones privados, asesores amigos que no hacen nada, comitivas internacionales que van de paseo, mantener “barras bravas”.
Marcos Buscaglia señala, están empujando que gane Milei o un gran “que se vayan todos”.
Estamos metidos en el barro en que nos sumergió este gobierno dividido en parcelas. Muchos señalan que no se puede seguir así.
Cuando repartían dinero ajeno se ganaron el cariño de mucha gente. Era el hada madrina que llegaba.
Ahora, la carroza se convirtió en calabaza.
La recesión inevitablemente lleva a replanteos políticos profundos.
Massa se pregunta:¿La interna del gobierno, La Cámpora, Máximo, están dispuestos a hacer el ajuste?
No creo, van a hacer lo posible para cuidar sus lugares de privilegio.
La sociedad se dará cuenta que es necesario el esfuerzo para construir un futuro. Hasta ahora, muchos creían que dependemos de una reina y un partido para trabajar, alimentarse y vacunarse.
Esta gente habla mucho, explica, se defiende, acusa a otros, busca excusas, pero no tiene soluciones. La reputación se mide por lo que se hace, no por lo que se dice.
Fernando Navajas, economista lo definió muy bien: “El gobierno está armando una balsa para llegar a las elecciones.
En septiembre, se consiguió lo que se buscaba. Dólares para hoy, deuda para mañana. La diferencia o acumulación neta de reservas, aumenta la deuda en pesos. Todo se cubre con emisión que tiene que ser esterilizada a un costo alto.
La deuda del BCRA creció 20 %. Hoy en 8,6 billones de pesos. Representan 550.000.- millones de interés por mes.
En 1 año son 6,6 billones más. Se paga un 75 % anual de interés, que supera el 100 % si se lo deja capitalizando un año.
Cuando comenzó el año, el crédito privado era del 40 % del total de los depósitos de todo el sistema. Hoy solo el 9 % del aumento de los depósitos va al crédito privado.
El sistema es así de simple.
Massa devalúa el dólar – soja. Entran dólares. Miguel Angel Pesce presidente del Banco Central, emite para comprar esos dólares. Después trata de sacar esos pesos de la calle con las Leliq para que no se vayan al dólar, las cerealeras y para que empuje la inflación.
¿Qué puede salir mal?
Mientras tanto, un solitario Tombolini intenta tener éxito, con los controles de precios donde fracasaron todos a lo largo de los siglos. Ni Paula Español, Feletti y los amigos de Guzman pudieron, pero, el nuevo secretario después de solucionar un problema serio como el abastecimiento de figuritas del Mundial, va por toda la gloria.
Fiscalización en municipios y controles físicos y digitales, buscar diferencias entre la góndola y la factura, canasta más chica, algunas marcas líderes.
Las empresas dijeron sí, pero con cupo. Si lo que enviamos se agota en 1 hora, no lo vamos a reponer hasta el dia siguiente.
Una maniobra más del titiritero.