En medio de la pulseada con su interna, el gobierno administra las penurias antes que buscar soluciones duraderas.
El ministro Guzman gana en la discusión técnica pero pierde en las góndolas.
Todas las medidas que se toman son para ganar tiempo y evitar las necesarias reformas estructurales de un Estado elefantiásico e ineficiente. La clase política se resiste a los ajustes en el sector público para seguir financiando el gasto.
La Fundación Mediterránea esta elaborando con varios economistas un plan para el nuevo gobierno en el 2023.
Habló entre otros Carlos Melconian.
Estaban los principales empresarios del país.
Lo más significativo eran las preguntas.
¿Cómo están las cosas?. Así nadie puede tomar decisiones.
¿Cómo llegamos al 2023?
¿Cómo van a hacer para tomar medidas importantes pero necesarias?
¿Qué harán con el cepo?
¿El cristicamporismo se va a refugiar en el conurbano, podrán aprobar medidas frente a protestas callejeras multitudinarias? ¿Saben que pedirán medidas cautelares en la Justicia para frenar los cambios?
¿Cómo van a sacar a los miles de militantes de La Cámpora de las empresas del Estado?
¿Ustedes tienen conciencia que en el gobierno de Macri, sabotearon la ejecución de medidas, desde adentro?
¿Cómo creen que van a venir inversiones?
Las dudas eran mucho más voluminosas que las certezas.
Además, no creen en los radicales para hacer cambios.
Piensan que varios dirigentes de ese partido, incluido el gobernador Morales, están más cerca de Sergio Massa que del Pro.
Solo el fuerte crecimiento de los libertarios en todo el país, los detiene, para seguir una línea moderada, tibia y reformista.
Entienden que el populismo está en decadencia.
Frena el desarrollo, sofoca la innovación y bloquea el progreso.
Pero, cambiar el orden de las cosas en Argentina no es sencillo, porque los problemas están enquistados desde hace mucho tiempo.
¿Por qué el enfrentamiento con Cristina?
El laberinto de Cristina no es la economía, es judicial.
Si no estabilizan la economía, si no encuentran la fórmula para frenar la inflación, la derrota en el 2023 es algo inevitable.
Los jueces quedarán liberados y perderán definitivamente el Congreso, ya bastante inoperante en estos momentos.
Cristina sabe la influencia de la economía. No encuentra soluciones buenas. Las sociedades insatisfechas no votan a ningún gobierno. Basta fijarse en lo que pasó en el 2021.
En el 2015, recordemos, líquido las reservas de dólares para distribuir dinero artificial, ahora no hay reservas.
Aparece el tema inflación.
Argentina tiene desde el 2007 un promedio mensual de inflación del 2,5 por ciento. Ahora escaló al 6 % .
Para el año se apunta al 70 %. Dicen que cualquier error nos catapulta al 100 %.
Ese proceso puede ser imparable por las disputas de poder.
Cristina aplaude paritarias del 60 %. Cree absolutamente en la distribución.
Por eso se aferra a un estudio del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) que señala que la contribución al PBI de los asalariados formales e informales es del 43 % del total. Número cerca de la peor distribución del ingreso que tuvo el país.
Antes de la pobreza se ubicaba en el trabajo en negro, los precarizados. Bueno, ahora, los que tienen trabajo en blanco y cobran menos de 50.000.- pesos, no llegan a fin de mes.
Históricamente, el peronismo señaló que el reparto de la riqueza ideal es : del total del valor agregado que genera una economía, un 50 % en salarios para los trabajadores y un 50 % para empresas.
La reducción de la participación del trabajo en el ingreso global, se dio por una suba muy fuerte en los precios.
Se descompensó en el 2021 con el crecimiento económico pos pandemia, porque la masa salarial no acompañó la recuperación económica.
La participación de la remuneración del trabajo asalariado paso de representar el 51,8 % del valor agregado en el 2016, a 46,1 % en el 2019 y 43,1 % en el 2021.