El empresario Eduardo Constantini, se reunió en el 2002, con Carlos Alberto Reutemann, le dijo : ”Sé que fue Duhalde que te ofreció ser candidato a la presidencia”. “No es tu momento, después de Menem y De la Rúa, la mayoría quiere darse una llovizna de izquierda”.
Nestor Kirchner desde el primer día lo entendió. Después con Cristina, la llovizna a través de La Cámpora se convirtió en un chaparrón”
Como pasa siempre, los momentos, los ciclos cambian.
Las últimas elecciones lo muestran. Perdió por casi dos millones de votos y en los dos años dejó en el camino 5.200.000 votos.
La caída fue del 40% con respecto al 2019.
Constantini demostró en aquel momento que sabía leer lo que pasaba en la calle.
Alberto, en conversaciones privadas opina lo mismo.
Quiere y no puede desprenderse de los fanáticos kirchneristas.
Sus enemigos secretos son Cristina y Maximo.
Se multiplican las acciones que pretenden empujar al presidente en una dirección. El Cuervo Larroque declaró que la política de precios de Matias Kulfas fracasó. Ellos quieren de ministro a Feletti, hombre de Cristina.
El gobierno está débil, y el presidente dice públicamente que él tiene el poder y la lapicera.
El poder se ejerce no se declama.
Dime de que alardeas y te diré de qué careces, señala el viejo refrán.
En política exterior, defendiendo a Venezuela y Nicaragua nos muestra que para un sector la lluvia es intensa. No entendieron que el viento cambia. La clase media los rechaza totalmente.
La oposición percibe que están cerca del poder, y las pulseadas empujadas por los egos son muy evidentes.
El peronismo se pensó con capacidad exclusiva para gobernar o para impedir que sus opositores gobiernen. Ahora hace esfuerzos desesperados para sacarse de encima el ala izquierda kirchnerista.
Sabe, por experiencia, que con ellos la derrota es segura.
Por eso, los esfuerzos desesperados del presidente por tomar el timón y poner en los botes salvavidas a La Cámpora.
La gente no cree en los discursos. Cada año que pasa está peor. Toma como una burla las frases ”La vida que queremos”, “O queremos un país mejor”.
“Se quedaron en el tiempo”. ”Miran todo por el espejo retrovisor”.
Aquellos tiempos de Chaves, Lula, Correa, Nestor se fueron y no volverán.
Pepe Mujica lo explicó todo cuando quedó atrapado en una siesta.
Todos los que estaban en ese acto no tienen idea del futuro.
Maximo Kirchner asumió como titular del PJ de la provincia de Buenos Aires. No es peronista pero quiere manejar el aparato y disciplinar a los intendentes. El resto del país no les interesa, consideran que los dominan con la chequera.
Sobre lo que pasó, el más claro fue el gobernador de San Juan, Uñac: “Aca tengo una imagen positiva del 70% y apenas gane por un voto”. ”La razón es que me pegue demasiado a la Casa de Gobierno”.
Alberto, felicito a Maximo por “ la gran idea de cobrar un impuesto a la riqueza”.
Es lógico, es más fácil tratar de sacarle dinero a los demás con impuestos que pensar cómo atraer capitales, que hagan inversiones y contraten gente en blanco.
El secretario de Comercio, Roberto Feletti reconoció la derrota. Trató de congelar cientos de precios pero ni siquiera lo logró por 30 días.
Ahora busca negociar una canasta de productos con las empresas.
Pero, explicó la derrota electoral. Fue maravilloso e inusual.
“En las urnas, el cambio de comer pollo en lugar de carne tuvo impacto electoral”.
“El consumo de pollo es 43 kilos por habitante contra 47 kilos de carne. Ese cambio de proteínas animales de carne vacuna por pollo, no es la historia de la Argentina”. Por eso se perdió.
Brillante, es difícil agregar algo más. A Garcia Marquez nunca se le hubiese ocurrido.
Mientras tanto, ya sabemos que el gobierno va a disfrazar el ajuste con la construcción de nuevos enemigos.
El kirchnerismo se aísla entre el lawfare y los medios.