Cuando preguntan a las consultoras en privado, cuánto será la inflación para 2022, se coincide en un número : 70 %.
¿Cómo se llega a esa cifra?
Muy simple. Este año tiene un piso del 50 %, pero se llega a ese número con dólar oficial atrasado; luz, gas y agua con tarifas sin movimiento, transporte igual, nafta y gasoil que no se mueven desde mayo y con fuerte suba del petróleo con un barril que llegó a 85.- dólares. Además habrá que sumarle 1.650 precios de la canasta, congelados.
La frase sería : Todo sin horizonte.
Esto está pensado para llegar al 14 de noviembre. Más allá de esa fecha, hay un enorme signo de interrogación.
Lo que se reprimio estos doce meses, tendrá fuerte repercusión en un año que no es electoral.
Frente a la gravedad de la situación, se le preguntó a líderes de la oposición si habrá posibilidades de llegar a un acuerdo, cierta cooperación. La respuesta fue que temen una emboscada del oficialismo para que se hagan cargo del ajuste inevitable.
Hernan Lacunza coincidió con la cifra del 70 % de inflación para el año próximo, pero señala que lo más preocupante es la terapia. No hay plan, ni siquiera una trayectoria. “El presupuesto no sirve – señala-, porque es todo lo que no va a pasar”.
Con esa perspectiva, se entiende que es muy difícil firmar un contrato a un año. El largo plazo son 3 meses.
En estos días, todos sugieren medidas, una más desopilante que la otra. Para tratar de dar vuelta la elección, proliferan los pedidos de dinero.
La economía con esta inflación y la proyectada, que es peor, se mete en un laberinto, del que va a costar salir.
Eso si, cuando se llegue a esas cifras, todos están preparados para aceptar programas más duros.
Por eso en la Unión Industrial Argentina apuntan a la posibilidad de una especie de convertibilidad o Plan Austral.
Para ellos, una vez que se llegue a esos números, el gradualismo no existe.
Las preguntas del día después.
En las divisiones dentro del gobierno : ¿Hay un ejercicio de supervivencia? ¿Quién gobernará la Argentina después del 14 de noviembre?. ¿Quién manda?. ¿Alberto está eclipsado por Mansur?. ¿Los dos por Cristina?.
Massa está buscando en la oposición un acuerdo. Nadie le cree.
Lo que está claro es que se viene una crisis mayor.
En el 2001, para superarla hubo acuerdo entre Duhalde y Alfonsin.
¿Ahora quien?
Aparece Roberto Feletti en el horizonte. Un defensor del extremo kirchnerista, cercano a Boudou, propuso pisar los precios y amenazar con la ley de Abastecimiento. Se llama fugar hacia adelante. No podrán ajustarse los precios hasta el 7 de enero del 2022. Son 1.650 productos. ¿Qué pasará el día 8 de enero? Nadie lo sabe. Se supone que es a largo plazo.
La experiencia indica, que si las empresas comienzan a tener pérdidas, van eliminando los productos congelados y los reemplazan por otros con algunos cambios sutiles : otra fórmula, nuevo ingrediente, modifican el contenido y el tamaño. Nada nuevo bajo el sol. Estas cosas no se hacen desde tiempos inmemoriales, en el 95 % de los países. Siempre fracaso, incluso en la Unión Soviética.
Durante corto tiempo, se puede tener éxito, siempre y cuando tengas suficiente poder político para sostenerlo. En los 70, duró un año, comenzaron a desaparecer productos de las góndolas y terminó en el Rodrigazo.
El gobierno congela hasta enero, ahora ¿con qué tipo de cambio? ¿Cuánta emisión de dinero? ¿Qué pasará con el precio de la nafta y el gasoil que según YPF atrasan 25 %?.
Hasta hoy, la emisión alcanza a 1 billón 100.000.- millones de pesos.
Más pesos, más brecha cambiaria.
Cuando se cierra más el cepo, los precios se empiezan a ajustar menos por el tipo de cambio oficial y se acercan al precio de los dólares realmente accesibles.
Pero el gobierno ni siquiera piensa en el 2022, su horizonte firme es el 14 de noviembre.
Esa fecha, indicará un antes y un después en Argentina. Por eso, se ven las miserias a flor de piel.