Cristina intentó una defensa.
Dijo : “Terminemos con el mito”. “No crecemos hace 10 años”. “En el 2015 subimos un 3 y pico por ciento”.
No dijo toda la verdad. Si creció en el 2013 y en el 2015. Pero cayó en el 2012 y en el 2014. Finalizó los cuatro años de esa presidencia con un PBI inferior al que había comenzado.
Si se mide por habitante, fueron 2,9 % menos que en el 2011.
Pero un hecho trascendente fue la manifestación de miles de piqueteros (movimientos sociales) en las calles de Buenos Aires. Tremenda exhibición de poder. Emilio Persico, fue claro, “queremos manejar el dinero, la caja”. “Puedo movilizar un millón de personas”. Están enfrentados con La Cámpora. Ante la amenaza del cuervo Larroque : “La cultura del plan social no va más”. Grabois apuntó a una explosión social.
Allí está una de las claves de la decadencia.
En una época fue Augusto Timoteo Vandor el líder de los trabajadores . Después Lorenzo Miguel, Jose Rucci, Ubaldini y Hugo Moyano entre otros. Lideraban a los trabajadores – le hicieron trece paros generales a Alfonsin. Tenían el 20 % de los diputados, frecuentaban la Casa de Gobierno, durante la democracia y con los militares. Eran los interlocutores del poder. Tenían siempre dos corrientes, una dialoguista y la otra combativa.
Hoy no consiguen poner un diputado y la calle, que les pertenecia, esta en manos de los lideres de los movimientos sociales : cartoneros, trabajadores en negro, desocupados y muchos que reciben planes sociales y no trabajan.
Hoy les dan personería jurídica y quieren formar parte de la CGT. Si alguien necesita una tomografía computada de la decadencia, esta es la mejor imagen.
El comercio ilegal dejó de ser marginal en muchas ciudades. Es la actividad principal.
En el conurbano, ya es el comercio legal el marginado.
Las ferias clandestinas van avanzando hasta acorralar al negocio minorista.
En la marginalidad no hay rebeldía ni ideología.
La idea es que no hay futuro. Son jóvenes sin mañana. Solo se sobrevive.
Lo peor es el poder. No estimula el mérito, el sacrificio y cantan que la pobreza es romántica.
La clave la dio un dirigente piquetero : “el trabajo no te garantiza nada”.
En plena campaña electoral, la primera que pierde, es la verdad.
Pero cuando se realizan las encuestas, el 70 por ciento no se engaña.
La mayoría no confía en la dirigencia política ni en el futuro. Hay resistencia entre los entrevistados para contestar las preguntas. “El nivel de enojo es muy grande”, dicen los profesionales. “El rechazo a la política tiene niveles históricos”, aclaran.
Entramos en la temporada de caza electoral, donde aparecen las trampas. Surge el relato mentiroso, y las promesas que nunca se van a cumplir. De los políticos, se piensa que la mayoría quiere hacer negocios y acomodarse para el futuro.
Los analistas señalaban que se percibe una falta de profesionalismo importante. Se nombran en muchos cargos a amigos o a gente que se le debe favores, y nunca a alguien que conoce del tema. Para las elecciones importa la imagen, el carisma o la verborragia para los programas de televisión. Nadie pregunta para qué están preparados.
Al oficialismo se le ocurrió una frase : “Vamos a volver a ser felices”. Es el tema : el populismo con plata, reparte, cuando no tiene es una tragedia.
Avisaron a la Unión Industrial Argentina : “si quieren volver a poner el impuesto a la riqueza en el 2022, habrá una rebelión fiscal”.
Ahora, si van a hacer política electoral, tendrían que cerrar el Indec hasta noviembre. Las cifras deprimen. La realidad no coincide con el relato.
Hoy el PBI por habitante es igual al de 1974.
El PBI en el 2021 será igual al segundo trimestre del 2010.
Sin estabilidad, ni crecimiento sostenido.
Hay un rebote con respecto a la caída del 10 % en el 2020.
Sin inversiones, no hay empleo en blanco.
Las últimas cifras del Indec. “Hay 2.500.000 nuevos pobres. La indigencia creció del 8,6 % al 11,2 %. Pasó de 3.900.000 personas a 5.100.000.
La pobreza pasó del 34,6 % al 39,5 %. De 15,6 millones a 18,3 millones.
¿Se puede hacer política electoral con estos números?