Un consejo de alguien que tiene muchos años y vivió la historia. “Muchachos, no intenten fagocitarse a los sindicatos”. Es un bocado enorme, y no van a poder digerirlo. Lo intentaron en los 70, y fue una tragedia. Ahora les quieren controlar la caja y la CGT aviso : “Si quieren pelea, habrá pelea”.
Avanzan en todos los casilleros : Anses, PAMI, lo intentaron con Vicentin, ahora con Hidrovías, pero con los sindicalistas van a chocar contra una pared. Se sabe que están apurados porque piensan que pierden las elecciones, pero eligieron el rival equivocado otra vez.
Los quieren dominar, quedándose con la víscera más sensible del hombre como decía Peron, que es el bolsillo. El que controla el dinero, tiene el poder.
Dos objetivos del Instituto Patria : las intendencias del conurbano, allí Fernando Gray, los paro; y los sindicatos.
Todo comenzó cuando el jefe de gabinete, Santiago Cafiero le dijo a Daniel Lopez, superintendente de Servicios de Salud, que La Cámpora reclama la designación de su gente en cuatro gerencias de ese organismo. Desde las cuales querían controlar el dinero.
El miércoles en un almuerzo con la CGT, cambió la orden. Cafiero les dijo: “Hasta las elecciones, unidad total”. “Después dirimimos todas las diferencias”. “Por último todos juntos porque sino se puede perder”.
Maneja un presupuesto de 37.000.- millones de pesos y tiene un déficit de 20.000.- millones por año.
Es clave, para dominar a los sindicalistas.
Quisieron poner el superintendente y fallaron; ahora intentaban por otro camino. Alberto no se va a poner la CGT en su contra.
La Cámpora avanza ocupando casilleros. Es un proyecto de poder.
El contexto tampoco ayuda.
El Indec señaló que la desocupación creció al 13,9 %, pero si se suman los que ya no buscan, desalentados por esta realidad, alcanzan al 28,5 %.
Las empresas no contratan personal, y los que venden y logran superar estas circunstancias, optan por dar horas extras.
Es simple, con estas leyes laborales, sin confianza y escaso futuro, nadie arriesga.
Tanto Roberto Lavagna como Florencio Randazzo piden una reforma laboral más flexible para nuevos trabajos. Los que ahora los tienen no estarán alcanzados. Pero en este contexto, nadie confía en nadie.
El observatorio de la Universidad Católica Argentina señala sobre la calidad del empleo, datos importantes : Solo el 43,7 % de los trabajadores tienen empleo pleno y en blanco.
Otro 27,9 % tiene empleo precario, sin ningún beneficio, como Obras Sociales, aportes o aguinaldo.
Un 14,5 % tiene trabajo inestable, changas, temporario.
El 13,9 % está entre los desempleados.
Con respecto a los ingresos, en blanco, el promedio es 46.100.- pesos.
Cuatro casos excepcionales por encima de los 100.000.- pesos, están : camioneros, aceiteros, petroleros y bancarios.
Los ingresos del Estado promedio : 44.800.- pesos. Por supuesto también existen diferencias notables.
Para el sector que trabaja en negro los ingresos promedio son de 21.400.- pesos. Casi igual a la jubilación mínima.
El año lo salva los ingresos del campo.
La inflación estará entre el 45 y el 50 %.
El PBI, después de una caída del 10 % en 2020, el rebote estará en el 6 %. Todo depende de la cuarentena.
No se sabe cuál va a ser el aporte para compensar a la población más vulnerable.
En este caso existe una pulseada entre Guzman y el Instituto Patria.
Las encuestas muestran un avance del temor de la gente a la economía por encima del virus.
La pobreza hoy alcanza al 45 %. En 2020 sin el IFE y el ATP, hubiese llegado al 55 %.
Con respecto a la inflación todo depende.
Uno : de como se corta el gasto para emitir menos.
Dos : subir la tasa de interés, para inmovilizar pesos.
Tres : el Banco Central tratará de absorber pesos.
Cuatro : que no suba el dólar.
Para algunos este punto es fundamental. En realidad consideran que a la inflación ya se acostumbro la mayoría de la población.
Faltan cinco meses para las elecciones.
Se tiran frases. Los políticos y sus asesores siguieron cobrando los sueldos y los viáticos sin dificultad.
A varios funcionarios de Alberto los obligan a hacer cosas que no quieren. Los discursos del presidente están plagados de contradicciones.
La pregunta : ¿Estamos gobernados por la filosofía del viejo vizcacha?