El poder se disuelve en ácido.

Imaginemos que el presidente de La Nación dice : “No estoy de acuerdo con la decisión de la Corte Suprema, pero se respeta porque así lo determina la división de poderes de una democracia”.

Es una fantasía. Se lo califica de “golpe”.

Si es así, significa que volverán a intentar “ir por todo”. Para eso necesitan ganar las elecciones de este año.

Mientras tanto, había un conflicto interno que todavía no se resolvió.

¿Quién tiene razón?

Los dos tienen razón. Martin Guzman porque quiere tener las cuentas en orden y Cristina porque quiere ganar las elecciones, para eludir la Justicia. El problema es Alberto.

El presidente, les dice que si a todos. Su poder se disolvió en ácido en pocos meses.

El ministro quiere cumplir con el presupuesto y bajar el déficit.

Realizó un ajuste fenomenal : eliminó el IFE y el ATP, le pego un corte a los jubilados, bajó los salarios públicos un 15 % en un año y multiplicó los impuestos.

Todo de manual. Incluso un aumento entre 30 y 40 % en las tarifas.

El problema mayor es que se pierden las elecciones.

Allí surgio la resistencia.

Alberto tenía que avisarle a Guzman. No lo hizo.

El ministro chocó contra Cristina, el Instituto Patria y La Cámpora.

Entonces, un subsecretario le impone la suya al presidente.

Está claro. Así un país no puede funcionar.

Sergio Massa, rápido, llevó sus papeles a la presidencia. Su pensamiento es claro. Guzman debilitado tiene que dar un paso al costado, es el momento entonces, de su candidato, que fue rechazado hace más de un año. “Este tiene equipo, experiencia, y comunica en forma excelente”, señaló. ¿Quién es?. Simple, Martin Redrado.

Además, considera que el futuro ministro, tiene que ser conocido en el exterior y en el Fondo Monetario Internacional.

Hoy, es cierto, nadie tiene interés en la Argentina, ni piensa invertir. En Wall Street señalan que nuestro país “está fuera del mapa”.

Los socios del poder, consideran que la caída es lenta pero si se equivocan con el futuro ministro, todo puede precipitarse.

Hay conciencia en la Casa Rosada que si desde el Instituto Patria imponen un ministro, habrá más controles, limitaciones e impuestos. Saben que su idea es estatizar las empresas de luz y gas.

El daño está hecho. Guzman está herido y ya no puede garantizar nada.

El desafío al principio del gobierno, era la economía.

Salir de la recesión del 2018. Apareció la pandemia. Al gobierno lo puso contra las cuerdas. Alberto que tenía al principio una imagen positiva del  78 %. Ahora esta 29 positivos contra 65 negativos.

En el espacio oficialista, critican todo lo que se hizo.

Ahora es evidente que la coalición se armó por necesidad, pero sin afinidad ideológica. Sirvió para ganar pero no para gobernar.

La pregunta clave : ¿se puede seguir sosteniendo Alberto?

Hoy tiene muy estrecho margen de maniobra.

Al presidente lo perjudica más lo que hace Cristina que lo que hace Larreta.

Guzman dice textual : “Nunca tuve todo los botones de la economía, mi función fue arreglar la deuda con los privados y después el FMI y el Club de París”.

Sin embargo, el año pasado, en una pulseada con el presidente del Banco Central, ganó.

En este caso, se equivocó de adversario.

Cristina no quiere ir presa, y para lograrlo necesita ganar las elecciones, tener mayoría en diputados y “barrer” con la Corte Suprema. Hoy, según los números, sería un milagro.

El nuevo ministro de transporte, Alexis Guerrera en una entrevista señaló : “De ninguna manera vamos a estatizar Hidrovías”.

Automáticamente, el Instituto Patria, a través de la ex embajadora Alicia Castro le señaló : “No se olvide de la voluntad popular”.

¿Cómo se resuelven los problemas cuando en un gobierno piensan totalmente diferente sobre temas claves?.

La respuesta, es la realidad. Inflación, pobreza, desocupación, recesión, falta de inversiones.