Hace un mes en el quincho de la casa de Sergio Massa en Tigre, se reunieron Cristina, el dueño de casa, Eduardo “Wado” de Pedro y Maximo.
El tema central, las elecciones.
Aunque no con esta denominación, se repartieron el juego. Unos serán siempre Corea del Norte; Sergio, Corea del Sur, y Alberto la del Centro.
Los del Norte, La Cámpora y el Instituto Patria tratarán de moderar sus impulsos estadistas, expropiadores, intervencionistas. Por lo menos hasta que la gente vote. Grabois atacando a los intendentes.
Ahora imputando a grandes empresas de promover el desabastecimiento.
Los del Sur, comenzaron su tarea más difícil, atraer a la clase media. Sergio presentó el proyecto que establece la eliminación del pago del impuesto a las Ganancias para los salarios que estén por debajo de los 150.- mil pesos. Se quedó con la exclusividad, con el rédito político de la noticia.
El vocero presidencial se quejó : “Le regalaron el anuncio a Sergio, cuando lo necesitaba Alberto que sigue bajando en las encuestas”.
No entendió que la estrategia de Cristina exige disciplina.
Corea del Centro, quedó en manos del presidente.
Desde allí, hará malabarismos lingüísticos para justificar a todos.
Habrá más gestos de Corea del Sur para la clase media.
Mientras tanto : ¿Guzman, en qué territorio se encuentra?
En ninguno, solo trata que las medidas no le provoquen más déficit.
Desde 2012 hasta 2015 cuando los superávits gemelos de Nestor, se transformaron en déficit de la mano de Kicillof, vino el cepo, no hubo más crédito.
Ahora no le pagamos a nadie.
Los bonistas, el FMI, los juicios del Club de París e YPF.
Por eso, cuando encargamos vacunas, todos le piden al país “Si van a pagar al contado”. La demora, es por razones monetarias.
Los problemas son crónicos.
El salario real subía solo en los años electorales.
Ahora repiten la misma historia. Lo que sucede frente al congelamiento de tarifas, el atraso del dólar oficial y los gastos que en economía, es que Cristina decide y Guzman acata.
Un secretario de la vicepresidenta se reunió con un periodista del Financial Times.
Uno : “Cristina quiere postergar el acuerdo con el FMI”.
Dos : “Ella pretende acordar después de la pandemia”.
Tres : “No es serio hacer un acuerdo económico en un momento en el que no se sabe si la economía va a estar cerrada o abierta”.
Cuatro : ”Estamos en emergencia, no hay que ajustarse”.
Quinto : “Ella quiere un acuerdo por 20 años no por 10”.
Sexto : “Primero quiere garantizar las elecciones, después hablamos”. ¿Le pregunto algo a Guzman? No .
Lo que pasa, es que el más débil de la cadena de mandos es el presidente.
Dijo : “Pusimos la economía en movimiento”.
En el 2020, se desplomó un 10 %, una caída histórica, la mayor de América Latina.
La vacuna, iba a ser algo programado y estratégico.
Hoy Chile vacunó a más de 2 millones de personas y compró 40 millones más.
Acá se sigue improvisando, con argumentos de jardín de infantes.
El gobierno funciona así : Corea del Norte ensaya medidas muy radicalizadas, intervenciones, los piqueteros recorriendo los supermercados y amenazando a los dueños. Su consigna es : “Los pobres vigilan a los ricos”.
Piden subir retenciones, clausuras, etc.
Aparece Corea del Sur, y se modera todo. No habrá aumento de las retenciones. Hay que dialogar.
Después Alberto, que se enancó al principio en las medidas extremas, da marcha atrás y le dice al sector agropecuario : “Me sacaron de contexto”.
Marchas y contramarchas. Los de Corea del Norte de Venezuela, Diosdado Cabello lo llama “blando” y “tibio”.
Guzman piensa en sus sueños, en un ajuste y bajar el déficit.
Esa palabra no figura en el diccionario de Cristina.
El martes el ministro en una entrevista dijo : “No es prioritario con el FMI”. Entendió el mensaje.
En general, en un año donde se deciden muchas causas en Comodoro Py. Solo un triunfo y la mayoría en el Congreso le permitiría a la vicepresidenta un avance desesperado sobre la justicia.