El estado, la ambulancia del desastre.

Nadie dice lo que viene. El producto por habitante caera 11 %; habrá casi 50 % de pobres y la desocupación, entre blanco y negro estará en el 20 %. Bombardearon la ciudad, pero todavía nadie salió y observó los daños. La política tendría que construir una agenda para marcar lo que se hará en el futuro. Aca se profundizó más la grieta. Nadie reconoce lo que pasa. El presidente inventa un relato de reactivaciones que no existen. A esta altura, se necesita una política de shock. Esto sería un cambio de rumbo. El gradualismo actual, igual que en la época de Macri, significa, más de lo mismo. Alberto dice, “siempre que caímos nos levantamos”. Si, es cierto pero para volver a caer una y otra vez porque siempre vamos por la ruta equivocada. El presidente rompió en varios pedazos la foto con Kicillof y Larreta. Decidió, empujado por Cristina, sacarle dinero a la ciudad sin aviso. Todos se preguntan si el sistema resiste. Hay problemas de debilidad institucional. Vamos a un camino, de un fuerte ajuste. La historia enseña que una devaluación sería inevitable. Emiten 100.000.- pesos por segundo y vuelve el barco regasificador al Puerto Ingeniero White, en cercanías de Bahía Blanca. Es la única garantía de abastecimiento. Anuncian que habrá muchos cortes de luz en el verano. El déficit fiscal fue de 167.182.- millones en septiembre. Dal Poggetto en un informe señala : “Las reservas que quedan no son líquidas. Están usando dólares que no son propios, son encajes de los depósitos”. Prometen que los van a devolver, cuando entren las divisas del campo. Lo que preocupa entonces es la película. Está claro, usan dólares que no son del Banco Central. Hasta ahora son 500.- millones. La brecha es un incentivo para que no ingresen dólares. Si lo hacen, te los toman al valor oficial. Entonces, o arman una empresa afuera o contrabandean. Todos aceptan, lo que sea. Nadie quiere vender. Desde autos hasta vinos. Le pusieron un tapón a la bañera, pero no sale agua de la canilla. Guzman intenta pequeñas conecciones homeopáticas que no dan resultado. Corren de atrás y se ocupan de otras cosas. Por ejemplo, la Oficina Anticorrupción, que depende del Poder Ejecutivo resolvió que ya no intervendrá como querellante en causas penales que investigan a funcionarios y ex funcionarios públicos. Despidieron gente. Oficinas vacías. Por otro lado Miriam Lewin tomará 140 nuevos empleados para llevar adelante el Observatorio que vigilará a los periodistas. Allí está claro, cuales son las prioridades. Dentro del gobierno, hay gente de La Cámpora que analiza, escriben y controlan lo que hacen los funcionarios de Alberto. No solo, no colaboran, tratan de reemplazarlos. Le informan a Cristina. En el gobierno no resuelven algo tan simple, como la propiedad privada. El jefe de gabinete Santiago Cafiero dijo : “La toma de propiedades privadas se convierte en un acto ilegal solo por la autoridad judicial”. El gobierno no tiene problemas sindicales. En el Congreso aprueban leyes. Comenzaron bajando el ingreso a los jubilados, lograron terminar con la cláusula gatillo. Pero no tenían rumbo, ni sabían qué camino tomar. Ahora Alberto se abraza a Evo Morales. ¿Será esa la salida?. ¿Un movimiento hacia el socialismo?. Después  de eso, piden que alguien invierta. Federico Zapata, sociólogo cordobés, kirchnerista, no se perdió en su ideología. Escribió : “ Reconciliarse con el sector privado”. “Hay que generar clima para que inviertan – incentivarlo es la consigna” “El Estado sólo será una ambulancia del desastre” “ La única distribución es trabajo genuino, y este solo llega con la inversión privada”. El problema es otro. ¿Se la podrá convencer a Cristina?